A todos nos pasó alguna vez eso de convencernos de que justo tenemos tiempo para revisar los mensajes, mirar ese video que compartió un amigo o limpiar el escritorio antes de empezar un informe. La procrastinación es la peor enemiga de la productividad; el 20% de las personas son consideradas “procrastinadores crónicos”, según una investigación de la Universidad DePaul.

Para otros, el problema es lo que los psicólogos llaman “desplazamiento” (posponer tareas estresantes y reemplazarlas con otras más triviales), o sea, si realmente no puedes trabajar sin comer un bocadillo o leer un artículo sobre cómo dejar de procrastinar, puede que se refiera a ti.

¿Te pones a conversar con amigos por teléfono o a mirar las redes sociales en lugar de hacer lo que tienes que hacer? Ser sociable es maravilloso para hacer negocios, pero solo si se practica con las personas adecuadas.

Una posible solución son los servicios de atención telefónica que ofrecen las oficinas virtuales. Con ese servicio, puedes trabajar desde tu casa (tu viaje al trabajo sigue siendo bajar las escaleras) pero conservar tu número privado aparte. De este modo, cuando suena el teléfono de tu casa, ya sabes que no es un cliente: no hay excusas.

Cuando toda la empresa depende de una sola persona (tú), cada minuto de tu tiempo cuenta (y perfeccionar tus capacidades analíticas en Candy Crush Saga probablemente no sea lo más útil). Si eres la única persona a cargo de tu producto, recuerda que si postergas el trabajo hasta la fecha de entrega, lo único que lograrás es creerte que trabajas mejor cuando comiences en realidad (de ahí la idea de “trabajar bien bajo presión”).

Según una investigación de Harvard, la realidad es al revés de lo que la mayoría piensa. Cerca de la fecha de entrega, el pensamiento creativo es menor, es decir, que el retraso no solo impacta en la cantidad de tiempo disponible, sino también en el resultado final. Fijarse fechas de entrega internas para cada etapa del proyecto ayuda a garantizar que no quede todo para el último minuto.

La pérdida de productividad nunca es positiva, pero es especialmente problemática para los que trabajan en forma independiente desde su casa. Según una investigación, distraerse es habitual, más del 70% de las personas sufren las interrupciones de sus parejas o sus hijos (son pocos los que pueden tener una llamada laboral con el pequeño haciendo un berrinche en la habitación de al lado).

Para algunos emprendedores, trabajar desde casa, rodeados de distracciones, no es lo ideal. Pero si eres parte del 61% de las personas cuya prioridad como trabajador autónomo es el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, lo más probable es que no quieras renunciar a esa flexibilidad para regresar a una oficina. Los business lounges son una buena alternativa, te dan un sitio profesional para reunirte con tus clientes sin tener que amortiguar el sonido de tus hijos mientras miran televisión a todo volumen en la habitación de al lado.